2ª parte (un imbécil más, un imbécil menos)
-Hola, oye...sabes que quería hablar contigo. ¿estás muy ocupado?- le pregunto mientras camina hacia mi dirección.
Me mira un poco extrañado. Yo, nerviosa a morir, pero de milagro creo que el color de mi rostro es el natural.
-Voy a comprarme una galleta. ¿Acompáñame?- Me responde en el tono más casual del mundo. Lo miro un rato, no sé ni que pienso.
-eee...ya, vamos.
Caminamos, y me pregunta acerca de lo que quiero hablar con él.
Yo poco segura, y con la reacción más espontánea le digo algo como esto:
-es que.. hace tiempo que quería hablar contigo, y no tenía cómo conocerte, así que...no sé...
-Ah, ya. -me dice- Y tú ¿estudias acá?
Le respondo, y así seguimos, conversando el trayecto de la U al negocio que hay afuera (5 min máx.)
Me dice que no se lo esperaba (no con palabras, lo hace con un gesto, pero asumo que eso me quería decir). Yo le digo que quería hablar con él hace n tiempo, pero que me daba verguenza, y blabla bla.
Él me responde que no importa, si total ya nos conocemos.
Yo sonrio. Es simpático, menos mal...
Me dice que igual ahora está haciendo un trabajo y que tiene poco tiempo para conversar.
-No importa, puede ser otro día-.
Conversamos durante unos minutos. Nos despedimos. Chau. Chao.
Me voy a la casa de la Jeca, que está con la Dani. y les cuento, obvio. La adrenalina a mil por hora. Y no puedo creer que haya hablado con él. Así, de una.
Lo ví una pura vez en lo que quedaba de la semana, y asumí que él no me vio. No lo quise ir a saludar porque estaba con mucha gente.
Pasa una semana y no lo he visto. Estoy en el primer piso esperando el asensor que se demora más que nunca. Me subo, se sube una niña y una profe, y con la puerta a punto de cerrar, se sube él. El asensor cierra sus puertas.Él se queda parado en la esquina en el pequeño espacio del asensor que queda. Yo lo miro y mi corazón no se detiene. Él mira al suelo. Quinto piso.Me tengo que bajar. Él también se baja, apurado. Y yo lo veo irse...
Después de pensar millones de cosas, que tal vez no se dio cuenta, que si, que no, porque uno nunca sabe...; y de sentirme frustrada por todo...
Llega el viernes. Estoy con mis compañeras. Y lo veo. No está muy lejos. Me ve, creo, y todo es tan subjetivo. No quiero verlo...me va a arruinar el día.
Pasa por mi lado.
La Dani me dice algo de un mail. Si, le digo y no tengo idea de qué habla. Me despido porque tengo que ir a tomar el bus. Lo único que quiero es salir de ahí.
Llego al terminal y estoy llena de sentimientos ajenos a mi. Y no quiero nada.
Miro al cielo que tiene pocas nubes en extrañas formas y que no forman nada. Pero no me arrepiento de haber hablado con él, porque de no haberlo hecho, estaría pensando que no me la jugué, que perdí la oportunidad; pero ahora sé que no la había y que nunca la hubo, porque después de todo él sólo es un imbécil más... .
Me mira un poco extrañado. Yo, nerviosa a morir, pero de milagro creo que el color de mi rostro es el natural.
-Voy a comprarme una galleta. ¿Acompáñame?- Me responde en el tono más casual del mundo. Lo miro un rato, no sé ni que pienso.
-eee...ya, vamos.
Caminamos, y me pregunta acerca de lo que quiero hablar con él.
Yo poco segura, y con la reacción más espontánea le digo algo como esto:
-es que.. hace tiempo que quería hablar contigo, y no tenía cómo conocerte, así que...no sé...
-Ah, ya. -me dice- Y tú ¿estudias acá?
Le respondo, y así seguimos, conversando el trayecto de la U al negocio que hay afuera (5 min máx.)
Me dice que no se lo esperaba (no con palabras, lo hace con un gesto, pero asumo que eso me quería decir). Yo le digo que quería hablar con él hace n tiempo, pero que me daba verguenza, y blabla bla.
Él me responde que no importa, si total ya nos conocemos.
Yo sonrio. Es simpático, menos mal...
Me dice que igual ahora está haciendo un trabajo y que tiene poco tiempo para conversar.
-No importa, puede ser otro día-.
Conversamos durante unos minutos. Nos despedimos. Chau. Chao.
Me voy a la casa de la Jeca, que está con la Dani. y les cuento, obvio. La adrenalina a mil por hora. Y no puedo creer que haya hablado con él. Así, de una.
Lo ví una pura vez en lo que quedaba de la semana, y asumí que él no me vio. No lo quise ir a saludar porque estaba con mucha gente.
Pasa una semana y no lo he visto. Estoy en el primer piso esperando el asensor que se demora más que nunca. Me subo, se sube una niña y una profe, y con la puerta a punto de cerrar, se sube él. El asensor cierra sus puertas.Él se queda parado en la esquina en el pequeño espacio del asensor que queda. Yo lo miro y mi corazón no se detiene. Él mira al suelo. Quinto piso.Me tengo que bajar. Él también se baja, apurado. Y yo lo veo irse...
Después de pensar millones de cosas, que tal vez no se dio cuenta, que si, que no, porque uno nunca sabe...; y de sentirme frustrada por todo...
Llega el viernes. Estoy con mis compañeras. Y lo veo. No está muy lejos. Me ve, creo, y todo es tan subjetivo. No quiero verlo...me va a arruinar el día.
Pasa por mi lado.
La Dani me dice algo de un mail. Si, le digo y no tengo idea de qué habla. Me despido porque tengo que ir a tomar el bus. Lo único que quiero es salir de ahí.
Llego al terminal y estoy llena de sentimientos ajenos a mi. Y no quiero nada.
Miro al cielo que tiene pocas nubes en extrañas formas y que no forman nada. Pero no me arrepiento de haber hablado con él, porque de no haberlo hecho, estaría pensando que no me la jugué, que perdí la oportunidad; pero ahora sé que no la había y que nunca la hubo, porque después de todo él sólo es un imbécil más... .
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